Holaaaa!
Si lo sé, encender ahora mismo el horno es un acto muy valiente pero esta tarta merece la pena. Es muy ligera y el bizcocho es muy esponjoso. Con esta receta participo en el Reto Dis-Fruta de Nunca es demasiado dulce.Este mes tocaba la frambuesa, que me pirra, soy capaz de comerme bandeja de una sentada ;-).
La receta está adaptada de Cris de "Un pedacito de cielo"
Aclaraciones:
- Yo hice tres bizcochos de 18 cm de diámetro, pero los podéis hacer de 15 cm.
- Al llevar una cobertura de nata la tarta debe conservarse en la nevera. Si no queréis hacer este frosting podéis hacer una buttercream de merengue suizo que aguanta mejor el calor.
- El método de hacer los bizcochos es un poco extraño, pero os aseguro que es un acierto total.
- Para la cobertura Cris usa colorante en pasta rosa, yo no tenía y se me ocurrió colar mermelada de frambuesa y obtuve un líquido de un color como rosa oscuro y se lo fui añadiendo a la nata hasta que obtuve un color aceptable. En total usé 3 cucharadas.
4 huevos M
2 yemas M
250ml de buttermilk o 225ml de leche entera y 25ml de zumo de limón
50ml de zumo de limón
Ralladura de dos limones, sin la parte blanca
350gr de harina
15gr de levadura química
1 cucharadita de bicarbonato
330gr de azúcar
½ cucharadita de sal
225gr de mantequilla sin sal FRÍA
Mermelada de frambuesa, aquí es importante usar de buena calidad
500ml de nata para montar o crema para batir con al menos un 35% de materia grasa
4 cucharadas soperas de polvo para hacer gelatina de sabor a frambuesa, yo usé de Royal
3 cucharadas soperas de azúcar glas
Colorante rosa Claret de sugarflair si fuera necesario para ayudar al color, o el truco de la mermelada
Preparamos el buttermilk y lo dejamos reposar 10 minutos, tendrá un aspecto cortado.
Precalentamos el horno a 170 grados.
Engrasamos nuestros moldes y ponemos un disco de papel de horno en la base.
Batimos los huevos y las yemas y añadimos un cuarto de taza del buttermilk que teníamos hecho y reservamos.
En el bol de la batidor con el accesorio pala ponemos, la harina tamizada junto a la levadura, el bicarbonato, la sal y el azúcar, mezclamos un poco a velocidad baja.
Vamos añadiendo la mantequilla fría cortada en cubitos a la mezcla de harina y azúcar, batimos a velocidad baja hasta que veamos que la mezcla coge un color como a harina de maíz y no vemos ningún grumo de mantequilla, si cogemos un pellizco de masa esta se compacta entre los dedos.
Añadimos el buttermilk y el zumo de limón y la ralladura, batimos a velocidad media unos 4 minutos.
Pasado este tiempo añadimos poco a poco la mezcla de huevos, yemas y buttermilk que teníamos reservado, una vez que estén bien incorporados, subimos la velocidad y batimos no más de un minuto.
Repartimos la mezcla equitativamente en cada molde, para ello usamos una báscula, o una cucharada de helado, y horneamos unos 25/30 minutos o hasta que al insertar una brocheta esta salga limpia. Si se os empiezan a tostar pero no están hechos todavía, bajad la bandeja de horno.
Cuando estén horneados los sacamos y los ponemos sobre una rejilla unos 10 minutos, pasado este tiempo desmoldamos, envolvemos en film, con cuidadito que son muy frágiles,y llevamos a la nevera en caliente, para atrapar el vapor y parar el punto de cocción.
De la crema:
Para montar la nata es necesario que el bol, las varillas y la propia nata estén bien frías de la nevera, si se te ha olvidado mete todo 15 minutos en el congelador.
Pon en el bol la nata y la gelatina y la pizca de colorante, o la mermelada, bate con el accesorio globo y cuando esté semimontada añade el azúcar glas.
En el proceso de batido se deshará los cristales de gelatina y no se apreciarán. Para de batir cuando este consistente o si no se echará a perder.
Nivelamos nuestros bizcochos si fuera necesario con la ayuda de una lira o de un cuchillo de cortar pan.
Llenamos una manga con la nata y cortamos la punta de manera que podamos hacer un cordón grueso en toda la circunferencia del primer bizcocho que habremos puesto como base.
Después llenamos con la mermelada y posteriormente cubrimos la mermelada con más nata con la ayuda de la manga.
De esta manera conseguimos un dique que hará que o se salga la mermelada y nos emborrone la cobertura.
Procedemos igual con todas la capas y llevamos a la nevera 15 minutos.
Pasado este tiempo damos una capa finita de crema para sellar las migas y llevamos otros 15 minutos a la nevera.
Sacamos la tarta y le aplicamos la última capa, que esta debe quedar más lisita, yo le dejé un efecto semidesnudo pero, podéis cubrirla entera.
Para finalizar la decoración utilicé frambuesas, ralladura de limón y un molinillo. Pero en este paso dejad volar vuestra imaginación.
Hasta aquí la receta! Un saludo!
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